En el marco del proyecto Life Adaptamed (Life14 ES/CCA/000612) se están restaurando dos acequias de careo tradicionales en Sierra Nevada: una en la vertiente norte (Acequia de Haza Mesa, 2.300 msnm.) y otra en la vertiente sur (Acequia de Bérchules, 2.500 msnm.). El fin último de estas actuaciones consiste en la restauración de los enebrales y sabinares de montaña en Sierra Nevada y del resto de formaciones vegetales que constituyen el hábitat de interés comunitario 5120 (Formaciones montanas de Cytisus purgans).
Este hábitat desempeña un papel fundamental la provisión de bienes y servicios de enorme importancia como la estabilización de suelos, prevención de procesos erosivos, regulación hidrológica, fijación de nitrógeno y de carbono, movilización de nutrientes, fomento de la biodiversidad, polinización y mejora de la calidad de pastos para la ganadería. Las acequias de careo tradicionales de montaña aportan la humedad que enebros, sabinas y otras especies vegetales necesitan en sus primeras fases de desarrollo. Las acequias tradicionales de careo, cuyo origen se remonta al Medievo, son una de las principales señas de identidad del Parque Nacional y Parque Natural de Sierra Nevada y juegan un papel primordial en la mitigación del cambio climático en la montaña. Estas auténticas obras de arte de ingeniería permiten distribuir el agua por las laderas y valles de la montaña, tamponando de este modo los efectos del cambio climático, los cuales implican inexorablemente una mayor impredecibilidad de recursos hídricos.
Participación de la comunidad de regantes
Estas acequias atraviesan zonas de cultivo de montaña abandonadas que antaño eran ocupados por enebrales y sabinares y que, por tanto, son susceptibles de recolonización en virtud de unas condiciones ecológicas apropiadas. Esta acción del proyecto Life Adaptamed proporcionará un caso práctico de restauración de la función ecológica y protección de los servicios ecosistémicos a través del apoyo de elementos tradicionales de gestión de los recursos y contará con la participación de las comunidades de regantes y otros grupos de interés locales. En el caso concreto de la acequia de Bérchules, que es una de las principales acequias de Sierra Nevada, los trabajos se están acometiendo con la inestimable colaboración de la comunidad de regantes de Bérchules y del Ayuntamiento de esta localidad.
De forma simultánea a los trabajos de restauración de la acequia de Bérchules (Sierra Nevada), científicos de la Universidad de Granada y técnicos del Parque colaboran para restaurar las poblaciones de enebros y otros matorrales de montaña. En definitivas cuentas, uno de los valores añadidos de estas actuaciones podemos encontrarlo en el buen ejemplo que constituye el trabajo conjunto entre científicos, técnicos, administración, regional y local, regantes, agricultores y otros actores locales. La siembra de semillas bajo diferentes escenarios ecológicos nos va a permitir conocer cuáles son los requerimientos a tener en cuenta para maximizar el éxito de futuras actuaciones de regeneración de este tipo de formaciones vegetales. Más concretamente, se han instalado un total de 10 jaulas con 36 semillas cada una (18 de enebro y 18 de agracejo) en cada de los microhábitats prospectados. En la vertiente sur se están prospectando 3 microhábitats: borreguil húmedo, bajo roca, matorral seco y piornal, mientras que en la vertiente norte se han prospectado 5 microhábitats: enebral, borreguil húmedo, bajo roca, matorral seco y piornal.
Este esquema ha sido replicado 2 veces en la vertiente sur (acequia de Bérchules) y 3 en la vertiente norte acequia de (Haza Mesa). Por otro lado, parte de las semillas colectadas se han sembrado en el vivero de La Resinera a fin de obtener plantones que serán trasladados a campo en una fase más avanzada del proyecto.
Aumentando la disponibilidad hídrica
Las laderas de sierra Nevada están recorridas por casi 650 kilómetros de acequias, que captan el agua procedente del deshielo, conduciéndola hasta diferentes puntos de su trazado (simas, calaeros, guiaeros, matas…) por donde es “derramada” ladera abajo hasta fuentes y manantiales que se sitúan en ocasiones hasta 1.000 metros de altitud por debajo. Estas infraestructuras consiguen la doble función de ralentizar el transcurrir del agua en la montaña y permitir la disponibilidad de recursos hídricos en zonas de cultivos de alta y media montaña. No obstante, Sierra Nevada es un embalse de enromes dimensiones que logra almacenar hasta 750 hectómetros cúbicos anualmente, una cantidad equivalente a la que almacenan algunos de los mayores embalses de Andalucía. Por encima de cierta altitud, las precipitaciones se acumulan en forma de nieve que se derrite durante una época muy concreta del año y se drena a través de ríos, arroyos y manantiales. Es, precisamente, esta agua la que las acequias tradicionales captan y conducen hasta los destinatarios finales. El vínculo entre estas estructuras y una agricultura sostenible de montaña es muy directo. Sobre todo, en un contexto de cambio climático, bajo el que cada vez llueve menos cantidad y lo hace con mayor frecuencia de forma torrencial.